La presentación se ha llevado a cabo en las instalaciones del equipo, en Maranello, y obviamente no podían faltar los ‘peces gordos’ de este proyecto: John Elkann, Piero Ferrari, Frédéric Vasseur, Enrico Cardile, Enrico Gualtieri… y, por supuesto, los dos pilotos.
Ayer ya hubo algunas ‘pistas’, pero el monoplaza ha visto hoy la luz –vía ‘online’– por primera vez oficialmente y, como no podía ser de otra manera, el rojo característico de Ferrari es el protagonista, aunque con algunos detalles amarillos y blancos. La buena noticia es que no es otro coche ‘negro carbono’.
Se trata de un coche que "rompe con la tradición de los últimos años", según apuntan desde Ferrari. El objetivo era hacer un bólido que fuese más fácil de llevar al límite y esperan haberlo conseguido. En cuanto a la decoración, de nuevo tiene algún guiño hacia el 499P y lleva unas franjas longitudinales amarillas que no se ven desde 1968. Los tapacubos, rojos y con una doble franja blanca y amarilla.
Para Carlos Sainz, se trata del cuarto y último año junto a la formación de Maranello. Su futuro de cara a 2025 aún es incierto, pero sí se sabe que se desligará de Ferrari para dar entrada a Lewis Hamilton. El madrileño, eso sí, quiere irse por la puerta grande y aspira a pelear por el título.
Visto el rendimiento de Red Bull en 2023 y con un reglamento continuista, es obvio que será muy difícil –o casi imposible– batirles, pero también es cierto que Ferrari supo encontrar una buena vía de desarrollo para el coche y Carlos Sainz fue el único capaz de arrebatarles una victoria. Si siguen por el buen camino, nada es descartable.
En cuanto a Charles Leclerc, afrontará su sexta temporada con la Scuderia Ferrari y, obviamente, también querrá aspirar a todo. Recientemente renovado, su futuro con el equipo italiano está asegurado a largo plazo. Sus aspiraciones de ser campeón dependerán, como las del resto de pilotos, del rendimiento de su monoplaza.
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