Canadá y Brasil en peligro, Turquía y Bahréin podrían sustituirlos

 Portimao y Barcelona piensan en poder celebrar su prueba con espectadores, mientras en otras partes de Europa endurecen severamente las normas de confinamiento… al menos durante Semana Santa.

De hecho, ambos trazados ya están vendiendo entradas, pero con un aforo limitado, respetando las distancias de seguridad entre grupos de no convivientes.

Pero la cuarta ola de la covid-19 parece a la vuelta de la esquina y pueden pasar muchas cosas de aquí a los dos primeros fines de semana de mayo, cuando se disputan los Grandes Premios de Portugal y España respectivamente.

No ocurrirá lo mismo en Imola, donde correrán en apenas dos semanas la segunda prueba del Campeonato, una situación para nada deseada y que es previsible se repita en más Grandes Premios.

Con el grueso de la Fórmula 1 vacunada en Bahréin y la experiencia de las burbujas del año pasado y de los cambios logísticos de última hora, la Fórmula 1 está decida a llevar adelante todo el programa previsto o al menos respetar un calendario de 23 carreras.

Pero Liberty Media no descarta tener que introducir algunos cambios sobre la marcha y esta vez no esperará, sino que ya comienza a tener previsto un plan B. Aunque buena parte de la F1 se vacunó en Bahréin, Canadá y Brasil parecen dudosos en estos momentos. Si la prueba sudamericana puede esperar, la decisión sobre la prueba canadiense debería tomarse como muy tarde en el GP de España.


Las fuentes bien informadas hablan de que Turquía y Bahréin están alerta para poder tomar las respectivas plazas. Algo que, además, aligeraría la logística porque Canadá está justo tras Bakú y Brasil, justo antes del periplo final en la península arábiga: Arabia Saudí y Abu Dabi.


En ese caso parece lógico que Baréin volviera a optar por el circuito perimetral, que algunos denominan oval. En cualquier caso, tanto en este oval como en Turquía se vieron dos de las mejores carreras del año pasado. transcontinentales y en su lugar, poner en marcha carreras europeas. El problema es que la pandemia es imprevisible y lo que es peor, cada país parece tiene su ola propia de infección, lo que complica mucho predecir su evolución.

Vamos a escuchar hablar con asiduidad de posibles cambios en el calendario, de Grandes Premios que deben celebrarse a puerta cerrada y también de los problemas económicos que el correr sin público o con aforo limitado traerá de cara a 2022. Pero ese es un problema al que se enfrentan todos los sectores económicos, incluido el deporte y el espectáculo.

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