La parrilla de 2018 del Mundial de Fórmula 1 está cerrada casi al completo después de la confirmación oficial de Toro Rosso, que mantendrá a Pierre Gasly y Brendon Hartley la próxima temporada. El francés era una posibilidad factible tras la salida de Carlos Sainz, pero la consolidación del neozelandés ha sido una de las grandes sorpresas de la temporada en el paddock.
Si después de Singapur, con el acuerdo McLaren-Renault-Red Bull cerrado, todavía había siete volantes libres para el próximo año, ahora sólo hay cuatro asientos sin dueño oficial, aunque uno de ellos está adjudicado de forma oficiosa. Pertenecen a dos escuderías: Williams y Sauber,
En el caso de los británicos, es segura la continuidad de Lance Stroll porque forma parte del proyecto de Williams, este año ha subido al podio (Azerbaiyán, 3º) y su padre es uno de los principales inversores de la compañía. Pero aún no se ha anunciado. Sí es oficial que Massa no estará en el equipo de Grove, que ya ha realizado test con Robert Kubica y Paul di Resta, su probador, para ver quién es el más indicado para subirse al coche el año que viene. Entre ellos está la pugna y parece que el polaco cuenta con el apoyo mediático del paddock: son muchos los pilotos que quieren volver a ver a una estrella del deporte en el Mundial.
En cuanto a Sauber, también se espera un anuncio pronto sobre su plantilla. En la actualidad tienen al sueco Ericsson y al alemán Wehrlein. Y puede seguir uno de ellos o ninguno (tiene más opciones Ericsson), pero parece claro que uno de los volantes irá a parar a la cantera de Ferrari, ya sea Charles Leclerc (campeón de la F2) o Antonio Giovinazzi. El primero, monegasco, parte con cierta ventaja. Y el segundo todavía guarda relación con Haas, ha participado en varios entrenamientos libres con ellos, aunque Magnussen y Grosjean tengan contrato para el 2018.
as.com/Ladecuadros
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